viernes, 13 de diciembre de 2013

CONCIENCIA

Traen siempre los recipientes llenos de consignas ficticias. Se amparan en su poder asociado a la embestidura gris realizada en algún feudo religioso. O en la fortuna económica que intentan retener y ampliar sin límites. Sí, sus prerrogativas..., tienen que blindarlas para diluir cualquier vendaval susceptible de sacudir sus cimientos y muros estratégicos. Llevan más de una década percibiendo una emanación, identificada por ellos como olor putrefacto, que les ha generado burbujas de inquietud. Son efluvio de fuerzas que alientan una sociedad nueva. Presión impulsada por una juventud rebelde, militantes en lucha por un nuevo orden, contra el anquilosamiento social y la funesta distribución de bienes y riquezas. Habrá que cortar de raíz el árbol enrevesado crecido tras las escaramuzas de mayo del 68. Por eso han de domesticar las conciencias de los postulantes a cualquier cuadrilla próxima a postulados reivindicativos. Avalar con valores tradicionales las profundos principios que hicieron posible la supremacía del imperio y el bálsamo de la religión. En lo que está de su mano, que nadie se desvíe del camino trazado desde antiguo, en provecho de los de siempre. Y que estos mismos puedan ser la avanzadilla para detener a los indecorosos que osan oponerse al discurrir del río de la historia por su curso legítimo. Y ahí lo tienen, Celes abrumado por el peso del temor pavoroso que suscita la visión espectral, los suplicios del infierno. Han traído a elocuentes parlanchines para prender fuego a la brea, llamas arrojadas sobre el espíritu de quien lleva arraigado las inquietudes del universo; y aliñan el miedo para atraer sus víctimas a una virtud pergeñada por ellos mismos. Sólo la entereza del joven, que logra intuir, por encima de los nubarrones enloquecidos, la falta de autenticidad de quienes quieren someterlo, hace posible desasirse de las cadenas y huir a espacios no contaminados por sujetos tóxicos. ----
¡La autenticidad! En ocasiones el loco se pregunta si no ha sido víctima de ella. Seguro que si no hubiera dado tanta importancia a ese postulado que sus padres inculcaron en sus entrañas, la vida le hubiera sido más benigna. ¿Ha sido presa de ella? Probablemente, pero no puede imaginarse manipulando sus principios para conseguir, desde subterfugios interesados, logros espurios. La autenticidad, piensa, da el relieve real de la propia persona. Vivir orientando la vida desde valores sólidos, es la garantía de no tirar por la borda el sentido de la vida. Aunque todos te abandonen, aunque vayas nadando contra corriente, aunque estés abrumado por el peso de un porvenir incierto..., debes continuar siendo fiel a ti mismo. Porque autenticidad es fidelidad. Incluso con quienes te fueron infieles dejándote en la estacada. Autenticidad es no devolver mal por mal, no cobrarte la revancha, tener el sentido ecuánime cuando notas que en tu entorno casi todos lo han perdido. Es seguir colgado en el árbol del amor esperando que algún día sea frondoso y no sujeto a los envites de la malquerencia. ¿Desde la autenticidad, loco, se abrirá alguna vía para salir de la gruta?

jueves, 12 de diciembre de 2013

RAPTO

En la noches de tormentas, brumas del espíritu, llegan a veces lobos con piel de cordero, sicarios con sus zarpas preparadas para echar el guante a las almas descarriadas, dicen ellos. Celes está entre los jóvenes que pueden ser víctimas de las engañifas de truhanes. Es carne fresca. Ternerillo que corretea por los pasillos del castillo como por pradera sin límite, idilio de libertad. Pero también, con los vientos contrariados, se diluye, convirtiéndose en topo desvalido agazapado en las entretelas de tierra reseca. En su interior corre la sangre aún no contaminada y, por su mente, el delirio de la búsqueda. Está abierto a dejarse sorprender por reclamos más allá del mundo raquítico conocido. Dispuesto a aceptar mensajes de vaticinadores postulantes de vida novedosa, sin ni tan siquiera sospechar que no enseñan sus verdaderas cartas, la de ser falsos profetas. Por ello no se da cuenta de que lo están atrapando con piruetas dibujadas en el aire, serpentinas de colores que cosquillean en las cuencas de sus ojos. Lo llevan retenido, haciéndole creer que es su propia voluntad la imperante en esa marcha hacia sombrías criptas. Sobre su cabeza, como aborigen transportando el cántaro de una fuente, lleva la vasija del adoctrinamiento. Es necesario cortar por lo sano, le espetan con buenas palabras. Son muchos los peligros que corre la juventud en esos tiempos. Lo decisivo para ahuyentar los peligros es someterse a la penitencia, el sacrificio, la mortificación... Y entra en la caverna sumido en un misticismo exacerbado, rayando en lo enfermizo. ¿Quién lo liberará de ese secuestro? - - - -
¿Qué tiene retenido al loco? Cuando aún estaba cuerdo, creía estar viviendo sobre la plataforma de libertad. Desde ella se lanzaba, como helicóptero que emprende el vuelo, a la conquista de los espacios aéreos. ¡Qué bello era contemplar las siluetas de los seres humanos moviéndose en alocadas carreras por los rellanos esteparios de la vida! Y él, volando y sostenido por un ambicioso plan vitalicio, hinchado de valentía por el riesgo, pleno de tenacidad para embestir contra los vientos desenfrenados que amenazaban con romper las hélices de la aeronave imaginaria, se sentía el hombre más feliz de la tierra. Pero hoy no sabe en qué gruta se encuentra oculto, ni quiénes son los guardianes que han puesto una lancha en la entrada para no dejarlo salir. Han llegado como diablos, lo han atenazado con los garfios de su inquina, arrastrado hacia la oquedad oscura de los infiernos y empujado hacia las fauces del abismo. Como en aquel otro tiempo, llegaron a su entorno con las artimañas de otro embrujo pero con el mismo fin de aniquilarlo. Le prometieron la luna, y él acepto entusiasmado, con la certidumbre confusa de que se estaba llenando su corazón. Mas qué pronto se dio cuenta que había caído en el cepo del ardid. Eran los mismos perros con distintos collares, ahora trincheras de lo perdido. Pero hoy las fuerzas le fallan y ni siquiera lucha para liberarse del secuestro. Está enredado en la madeja de un enorme ovillo.

martes, 3 de diciembre de 2013

MIRADA OBLICUA

Sobre el joven Celes, se remolinan las auroras de agitación y efervescencia adolescente. Afluyen a su cabeza ideas antagónicas y variopintas. Desde las más grandilocuentes a las que rozan la vulgaridad. Con frecuencia le acechaban sueños de grandeza. Llegar a ser un personaje significativo que deje una huella imborrable en la historia. Ensoñaciones que van desde ser un artista de renombre a un comprometido misionero en el Tercer Mundo; un extraordinario científico a un aventurero periodista; un novelista de prestigio a un ilustre médico entregado por entero a la erradicación de la enfermedad. Otras veces cambia de tercio, y se diluye en expectativas que rayan el nihilismo abandonado, como el ser un errante vagabundo marchando por los caminos, con la guitarra a cuestas, deleitando con sus cantos y la recitación dramática de un rapsoda. Sus pensamientos vagan también descontrolados por los terrenos de imperativos revolucionarios. Quiere cambiar el mundo. No le gusta lo que observa de injusticia y sinsentido. Habría que instaurar otro orden diferente para la existencia humana. ¿Quedarán todos estos reclamos disueltos el tiempo y atrapados en el castillo donde habita?
---- No sé como puede estar el loco, tanto tiempo, colgado en lo alto de la espadaña. Podría ya descender, y volver a mantener con sus congéneres, los diálogo soterrados, cargados de insustancialidad y quiebros inoportunos. Pero él no puede, o se niega a bajar al coso de las imposturas, donde se lidian faenas falsificadas y de reducido vuelo. Si pudiera saltaría de rama en rama, como “el barón rampante” de Italo Calvino, para no tener que contaminarse con las miserias en las que ha caído este mundo desorientado. Es tan ruin el suelo sobre el que se camina... Los viandantes chocan confusos los unos contra los otros; persiguen metas postizas; se agobian por problemas sin importancia y a los verdaderos no les prestan ninguna atención; compran productos compulsivamente y los dejan arrinconados en los barbechos del olvido; se duelen del desamor, pero no se comprometen en remozar sus corazones maltrechos; construyen parapetos entronizando el sagrado valor del vivir “el momento”, como si hubieran descubierto la gran sabiduría... ... ¿Mejor contemplar todo desde arriba, ver pasar la vida, sin inmiscuirse en esta deriva, sin objeto, que marcha presa de libre albedrío?

lunes, 2 de diciembre de 2013

DE FLIRTEOS Y SEDUCCIONES

Arriba, abajo, abajo, arriba, girando en circular como en una noria, en oblicuo, atravesando en diagonal la Plaza Mayor... … Celes y su amigo exploran las vías por donde toparse con jovencitas que puedan darle cierto esplendor, a la vida anodina de una semana sin sal ni pimienta. Muchas de ellas vuelan, como bandadas de golondrinas, hacia lugares recónditos. Algunas, sin embargo, se prestan al juego de sus alocados flirteos, conspirando con ellos en momentos exploratorios que se desvanecen al instante en un “adios”, “hasta luego” ó “ya nos veremos”. Tardes de domingo deambulando de flor en flor, acariciando encuentros fugaces que les dejan a ambos el amargor de haber rozado la superficie de muchas y el alma de ninguna. Después, en el prefacio de la noche, la vuelta hacia el castillo se hace apresurada. No están seguros que el portón de acceso esté abierto. Sudorosos y jadeantes, llegan cuando ya el guardián de la fortaleza ha echado las llaves y sellado la entrada. No queda otro remedio, habrá que intentar penetrar en la morada franqueando el muro lateral, e implorar que, las monjas que sirven a los residentes, los dejen acceder a la nave de comunicación con las instancias del castillo. Después, esperar que el superior de turno no haya tenido un mal día, y pueda quedar todo en una reprimenda evitando el castigo.
---- Hay un lugar, en las inmediaciones del arroyo, donde el loco ha construido una cabaña. Y allí se dirige cada día, tras pulular por los alrededores, como un corre-caminos sin rumbo, portando pertenencias que va recogiendo, desperdigadas, por las esquinas de su prolija existencia. No sabe cómo dar acomodo a todos esos bártulos oníricos que en su día estaban repletos de significado. Ha intentado clasificarlos en función del nivel de impacto que provocan en sus entrañas convulsas, pero no hay manera de que permanezcan organizados. A cada momento el rigor del golpe permuta, y una experiencia que ayer estaba diluida en la sustancia líquida del olvido, hoy sale a la superficie como iceberg flotando sobre las aguas. ¿No será que esté dando vueltas a la noria (su cabeza) intentando flirtear con la imágenes semiborradas de otro tiempo que, él cree, glorioso? (“Habrá que salir de la choza, loco, y dirigirte hacia otros lugares, donde los muros sean franqueables. Tal vez puedas encontrarte con quienes no usen artimañas de seducción engañosas. Tal vez, en otro lugar, puedas liberarte de tus fantasmas”).

viernes, 29 de noviembre de 2013

REBELIÓN

Que cuelguen de los torreones las banderas de la rebeldía. Hay que romper las barreras de la sumisión. Porque de nada le sirve al cobarde enredarse en su ovillo cerrado y evitar los conflictos que le puede acarrear sinsabores. Ponerse al frente de la expedición, esa es la consigna que desde su interior siente el joven Celes, cuando ve a sus compañeros dispuestos para la batalla. No es una lucha cruenta, se trata de plantarse ante el profesor, que atiborra de apuntes a sus alumnos y los somete a exámenes traicioneros, sin visos de racionalidad. Se va despertando la sensibilidad por la injusticia, y el impulso por comprometerse lleva al grupo a una rebelión en las aulas. Y aunque al final claudica la revuelta se han dado los primeros pasos para no tragar con todo lo que venga, ni comportarse como mansos corderos ante la adversidad.
---- ---- ---- En otro tiempo está el loco, a quien le quieren quitar hasta el derecho a la queja. Ya no es tiempo para levantarse. O tal vez sí, quien lo sabe. Tal vez alguna mañana el sol le transmita el valor para enfrentarse a la carga de materiales que lleva dentro de su zurrón. Esos materiales injustificados con los que se ha dejado cargar por la vida. Muchos maestrillos han puesto sobre sus espaldas enseres innecesarios, sufrimientos sin justificación, inquietudes que no llevan a ninguna parte, y que le han impedido vivir desde la sencillez de lo simple. Sí, quizá algún día, como surgido de un tarro de alquimista, surja la fuerza para enfrentarse a los diablos que le acorralan y se desprenda del fardo que no le deja avanzar. Cuando llegue ese día, habrá ganado la principal batalla que debería realizar en su vida.

miércoles, 27 de noviembre de 2013

El Espíritu Nacional

Del exterior de la fortaleza, un par de veces por semana, llega un personaje con engreimiento marcial. Su misión es instruir a los jóvenes aprendices de la vida, para que lleguen a ser dignos y valientes adultos, defensores de los valores patrios. La imaginación desbordada de Celes lo recrea como un personaje de cuento. Podía ser un ogro de dimensiones gigantes, alto como un pino, porte de lanzador de jabalina, mostacho hitleriano, movimientos estrambóticos que se hacen amenazadores cuando se va acercando con sus zancadas de tétrico emperador. Lo han reclutado para aleccionar en los valores políticos: “Formación del Espíritu Nacional”; y Celes piensa que sus enseñanzas no son más que dardos de adoctrinamiento malévolo, lanzados sobre la diana frágil de vidas vulnerables. Y él prefiere apartarlo al desván de su imaginación, donde sus enseñanzas se diluyan, como un cuento dentro del cuento. ----
La tormenta de sus devaneos deja una carga metálica sobre las sienes del loco, electricidad sin canalizar que le produce punzadas atosigantes. Siempre le ocurre. Va acostumbrándose a estas resacas que sobrelleva como una secuela asociada a sus arrebatos de chalado. Todo tiene su precio, y él tiene que pagar el suyo por haberse encaramado a la cucaña de la enajenación. Algún día, quien sabe si será más pronto que tarde, cualquier movimiento brusco puede hacerlo descender, resbalar por la superficie sebosa del poste al que se ha subido. Pero mientras ese posible incidente puede llegar, sigue dando vueltas a la noria de los principios sobre los que se sustenta la vida. “¡La inmensa mayoría de los ciudadanos están adoctrinados! ¿O alguien cree que pensamos libremente? No sé si estamos educados en “El Espíritu Nacional”, pero es difícil encontrar a alguien que funcione con impulsos originados en registros originales, los ideales se han echado a las cloacas del olvido”. Y el loco termina por ahuyentar las punzadas de su cabeza. (“Ay, loco, ¿no será que, en el fondo, te sientes protegido observando pasar el mundo desde lo alto de tu atalaya?”)

lunes, 25 de noviembre de 2013

EL RÍO DE LA VIDA

El adolescente es un río de meandros que se dirige a la adultez sin garantías de éxito. Ese fluir sinuoso deja a muchos colegas enfangados en cualquier recodo del trayecto, piensa Celes, incapacitados para desembocar como torrentera diáfana en el mar del porvenir. En la mente de nuestro joven se libra una batalla. Desea poner todo su empeño para facilitar el desarrollo; abordar los vericuetos por donde avanzar juntos hacia una meta que es en realidad una salida de tanteo. Pero, a su vez, duda. “¿En realidad merece la pena?”. Varios de los que con él habitan, dentro del Castillo, le vuelven la espalda. El se lanza a proponer cauces de diálogo, de búsqueda conjunta, de reflexión sobre los problemas que atañen, no sólo a ellos (jovencitos de escaso vuelo), sino al conjunto del ser humano. Mas no importa que haya quien se niegue a montarse en ese carruaje. Se realizan tertulias; afloran debates espontáneos; se crean grupos para realizar salidas y excursiones fuera de los muros de la fortaleza; algunos apuestan por el ocio creativo; se organizan festivales llenos de colorido, donde cada uno muestra la faceta artística más destacada... Y Celes descubre que ha prendido la mecha apasionada de forjar un porvenir no escrito. Se puede inventar el futuro.
---- ¿Qué piensa el pobre loco? Es mejor dejarlo en su estado de languidez. Hoy no está para inventar nada. Todo está ya inventado. Y los inventos, que creía haber sacado de sus propias manos, fueron copias de otros inventos intrascendentes para la vida. Sí, le hicieron feliz durante un corto periodo, pero murieron dejando atrás rastros confusos de su paso fugaz. ¿Es el momento de dejarse llevar por el río de la vida? ¿Para qué luchar contra corriente? Con lo fácil que resulta seguir los dictados de los que llevan la batuta y no salirse del redil ni del papel que te tienen asignado...

martes, 19 de noviembre de 2013

UTOPÍA

El bosque enmarañado de ideas elocuentes y presagios proféticos crece exuberante. Se asoma a un ventanal del castillo y, en la líneas visibles del horizonte, el joven interpreta los perfiles del futuro, como la gitana que lee en la mano de un aprensivo, lo que le depara el porvenir. Como si todo el caudal de la vida se hubiera adueñado de él se siente con la fortaleza suficiente para mover montañas. El mundo tal como es (con sus miserias, arritmias de envejecido trashumante, puercoespín que clava sus púas cuando intentas atraparlo entre las manos...) no muestra un semblante como para regocijarse con su trayectoria abyecta. Pero todo puede cambiar, sólo hay que empeñarse en trasformar las estructuras que lo mantienen en la órbita del egoísmo, los intereses tóxicos de los potentados, los mediocres afanes de los conformistas... Comprometerse para dar la vuelta a un dinamismo enfermizo. Esa es la apuesta para que algún día lleguen la paz, la concordia, la justicia, la distribución equitativa de la riqueza, la participación democrática de los ciudadanos, el tiempo en el que todas puedan expresar su palabra. Y ahí estará él, en el frente de esa batalla para forjar unos tiempos nuevos.
---- No son gigantes, son molinos, piensa el loco. Pero molinos descomunales que han invadido los resortes y cauces por donde circula la vida. Han taponado todas las entradas a las grutas de la esperanza. Y las lanzas de los quijotes se han destruido en esa lucha desigual, hechas trizas entre las aspas enloquecidas que se mueven sin sentido ante el rigor de huracanes turbulentos. (“Pobre loco, ¿qué pensabas...? No hay lugar para la utopía, ni espacio para cobijar los corazones dispuestos a amar gestando sueños”).

lunes, 18 de noviembre de 2013

FASCINACIÓN

La chica de ojos azabache volando sobre sus sueños. Celes envuelto en una nube de algodón bailando con ella sobre las baldosas de un local improvisado. Los músicos orquestando su arcaico repertorio sobre un remolque, haciendo equilibrios de malabaristas entre bafles de sonidos estridentes, iluminación entrecortada y macilenta, y precauciones para evitar el salto de los fusibles. Le llega la frescura de una fuente que serpentea, el olor a rosas cuyos pétalos descienden por una cascada de agua con reflejos de cristal. Estrecha con delicado deleite el cuerpo ágil de la muchacha convertida en musa. Y siente la plenitud de la vida. El mundo se ensancha, fuera del castillo, convirtiéndose en una inmensa pradera donde bailar interminables valses, ciñendo la cintura del amor de sus fascinación.
- - - - La verdad está en aquello que abandonamos: los juegos de niños, los campamentos de infancia, las amistades de la adolescencia, el primer amor… La adultez es una estúpida patraña. Un señuelo que nos confunde y nos hace morder el polvo. Se han agostado los musgos de invierno. Los niños que correteaban por el lejío eran mis hermanos, trotando por el borde del hambre y la miseria, pero llevados en el zurrón confeccionado con los lastres de desechos compartidos. Sangre de la misma sangre, padre y madre en nuestro norte de brumas y amor sometido a las ráfagas de los vientos contrariados… El loco desea recoger todos los fundamentos en el pliego de descargas por los errores cometidos, y se da cuenta que la mayoría se le escapan.

viernes, 15 de noviembre de 2013

EL MITRADO EN SU LABERINTO

Llegó el obispo al castillo para realizar la reunión, visiblemente incómodo con la mitra que el ayudante le había puesto sobre la cabeza. Dejó a un lado la parafernalia debida a su alta alcurnia despojándose de los ornamentos sublimes y quedando a merced de una humilde sotana y el alzacuellos almidonado. Y reunió al equipo. Se dispuso a hacerles partícipes de la nueva disposición: había que cambiar el régimen educativo aplicado sobre los huéspedes de la fortaleza: los jóvenes que se instruían para enfrentarse a los designios de un futuro inseguro. Algunos de los insignes próceres encargados de guiar al grupo se aventuraron a realizar objeciones a dicho proyecto. - ¿Cómo encontrarán ellos a Dios si no los obligamos a encerrarse en las capillas, o si dejamos de meter en vereda y llevar a las mazmorras a los que se desvían de la correcta senda? Pero la firmeza del mitrado no dejaba lugar a la duda, el horizonte que debían contemplar, desde las almenas del castillo, los moradores de aquel baluarte, era el de la libertad. - ¿Supone, reverendo padre, que Dios se encuentra encerrado en las mazmorras o en los espacios cerrados donde no entra ni la luz ni el aire fresco?... Créame si le digo que, o Dios está en los espacios libres o no está en ninguna parte. Los nostálgicos del antiguo régimen no tardaron en ser relevados de las funciones. Muy pronto llegó el remplazo con nuevos acólitos identificados con la nueva misión. Así el ágora del saber y la orientación a una vida dignificada recibió el impulso de la esperanza. Y los jóvenes del castillo miraron de frente la aurora de la libertad.
___________________________________________________________________________________ ___________________________________________________________________________________ Las fuerzas reales están en la mano de los que quieren que nada cambie - piensa el loco - Por eso las aventuras por construir un mundo más humano acaban en fracaso. Y el loco recibe una sacudida de profunda tristeza. En su rostro se ve reflejada la amargura que le ha sobrevenido tras haber creído en una vida diferente. - Los contrarios a la libertad inician guerras clandestinas difamando a los gestores comprometidos con el cambio, ponen trabas y buscan adeptos para la causa de la sumisión. Someter a la grey para que nadie se desvíe del cauce establecido. Y no paran hasta que logran que los que lideran movimientos contrarios a sus intereses, caigan en desgracia y sean desplazados a lugares donde ya no tengan influencia sobre los dispuestos a seguir la estela de sus utopías. (“¡No sabes lo que dices, loco!. La vida es una pradera donde cada uno campa a sus anchas. Un espacio para gozar del libre albedrío y no se necesitan ni líderes ni profetas que iluminen sendas diferentes por las que avanzar”) Y, como tantas veces, el loco calla. En su rostro se dibuja una mueca de nostalgia y el sentimiento áspero de no haber comprendido bien el sentido de esta vida que corre veloz en los lomos de un corcel desbocado.

jueves, 14 de noviembre de 2013

CASTILLO DE NAIPES

Ya había dejado de ser Celemín. Todos lo reconocían como Cele, el jovencito que destacaba dentro del castillo en áreas a las que se le atribuía especial distinción. Entre ellas la de competiciones y torneos de tinte atlético. No es que sobresaliera entre las grandes figuras, pero había tenido alguna actuación relevante en ciertas competiciones en las que había participado. Esta fue la razón por la que, en momentos extraordinarios, salía del castillo para batirse en duelos con competentes deportistas. Pero Cele se encontraba extraño en las disputas con atletas destacados. "Extraño y fuera de lugar", entre tantas figuras. Tenía la impresión de que, a lo largo de su aún corta existencia, se iban repitiendo no pocas circunstancias y acontecimientos en los que se sentía presa de esa misma sensación: participar por accidente en algo en lo que inicialmente no parecía estar destinado para él. Este supuesto intrusismo le configuraban como una persona sumida en una vivencia contrapuesta: por un lado sentirse en una atmósfera de grandiosidad, tocando lo sublime, participando de lo reservado a los dioses del Olimpo...; y por otra, cercano a la vulgaridad, la mediocridad, rondando el fango de los "desheredados". ¿O tal vez esta perspectiva de sentimiento dual, era la común a todos los mortales? ¿Pasar por la vida a caballo entre la grandeza y la miseria? ¿Es esto lo que identifica a la especie como genuinamente humana?
_______________________________________________________________________________________________ Lo tiene claro el loco, en su visión desmesurada de la vida: “no hay grandeza para los que volvieron del exilio” (“¿de qué exilio, loco?”) Y el loco se siente sorprendido por la duda. El exilio de aquellos que abandonaron su lugar, su pequeño huerto, sus amigos de infancia, a la chica de pecas que fue su primer amor... Enloquecieron en la búsqueda por aspirar a metas demasiado sublimes. (¿Qué dices, loco? La esencia de la vida está en perseguir la gloria, el crédito, la riqueza, el poder, la mujer ideal..., no darse nunca por vencido...) Al final, la historia pone a cada uno en su sitio. Los hijos de los reyes reciben la herencia gratuita por haber nacido en noble cuna. La prole de los terratenientes no necesitan del esfuerzo para gozar de la hacienda que usurparon a las víctimas sus propios ancestros. Los propietarios de las grandes empresas, con frecuencia, son los descendientes de los que ya fueron propietarios en tiempos pretéritos... Y los que tuvieron que esforzarse por conquistar un porvenir exitoso, vuelven al punto de partida, cuando ya no hay vuelta atrás. Sus luchas un esfuerzo inútil, porque aunque en ocasiones creas que estás en lo más alto, cualquier remolino de los vientos te derriba para acabar mordiendo el polvo de la tierra. (“Entonces, loco, ¿qué metas hay que trazarse en vida?”) El loco calla. Tal vez esté pensando que ninguna.

lunes, 23 de septiembre de 2013

Autoestima y deslealtad: La saeta de la bruja

Autoestima y deslealtad: La saeta de la bruja: Cómo se escondían las brujas entre los jirones del sueño. Aparecían y desaparecían para atormentar entre tinieblas al niño que dormía ...

La saeta de la bruja

Cómo se escondían las brujas entre los jirones del sueño. Aparecían y desaparecían para atormentar entre tinieblas al niño que dormía la siesta. Fantasmagóricas sombras extendían sus alas sobre su lecho de infante. Atormentado por el juego lúgubre de los aquelarres virtuales, que tomaban la habitación por su aposento, se escondía entre las sábanas para escapar del sortilegio. El peque, tras varios minutos sumergido en la panzuda barriga de los embozos, sacaba lentamente la cabeza como el periscopio de un submarino que inspecciona el entorno del océano. Los ventanales, orientados hacia la céntrica plaza del pueblo, dejaban pasar lineales haces de luz. Rayos láser naturales que hacían bailar, en su estrecho regazo, las motas de polvo ahuyentadas de los rincones del aposento. El pequeño entreabría brevemente sus ojos rendidos por la oscuridad y colgaba su mirada durante breves segundos de un hilo diminuto de luz. Y volvía a sumergirse en las profundidades del estado inerte que custodiaba Morfeo. En la cocina, situada en el bajo de la casa, la madre se esforzaba por amortiguar el ruido que se producía en el quehacer del fregado. Las cacerolas emitían su fulgor metálico al chocar entre sí y friccionar con los bordes rocosos del pilón. Algunos de sus crujidos salían despedidos, en vuelo no deseado por ella, y se depositaban tintineantes en el primer piso, donde su nene libraba la batalla con los duendes de mal augurio. Uno de los chasquidos penetró hiriente en los oídos del niño, rompiendo definitivamente el estado semiincosciente en el que se debatía. Y fue en ese momento cuando Celemín se percató de los gritos procedentes de la plaza. Mujeres plañideras manifestaban entre lamentos la desgracia que acababa de producirse. Un joven electricista del pueblo había muerto reventado contra el suelo, tras caer del poste de la luz desde el que realizaba reparaciones eléctricas. El pequeño volvió a esconderse entre los lienzos que cubrían su cama. Intentaba huir de los gritos lastimeros que llegaban de la calle. Pero su corazón se quedó intimidado para siempre. Tuvo conocimiento, en su conciencia embrionaria, de que una saeta era disparada, desde el otro lado de la vida, por la bruja malvada que perseguía a los que habitaban la tierra de los sollozos.

viernes, 20 de septiembre de 2013

Autoestima y deslealtad: ALMENAS DEL CASTILLO

Autoestima y deslealtad: ALMENAS DEL CASTILLO: El amor, la pasión, el delirio, la fértil estética que descendía de la azotea de los plenilunios y de las cascadas de noches delirantes, ...

ALMENAS DEL CASTILLO

El amor, la pasión, el delirio, la fértil estética que descendía de la azotea de los plenilunios y de las cascadas de noches delirantes, llevaban en volandas al joven del castillo hacia el cielo de las fantasías. En ocasiones, sentía que aquella adolescencia se le iba escapando como agua cristalina entre las yemas de los dedos. Pérdida insuflada por la apertura a una consciencia de realidad más ecuánime. Otras veces, sin embargo, recaía en ella, como quien se deja cautivar por los pétalos abiertos de una flor desnuda. Se sentía dulcemente encorsetado en un juego de sentidos, rimas y palabras. Esclavo advenedizo de musas que le acechaban con su canto de sirenas. Para él, la poesía era el cobijo, el aliento, el fervor…, la fórmula mágica para saborear todo lo que llegaba a su pecho como ramillete de hortensias de primavera.

  

 - - - - El pobre loco que transita por la pendiente del abismo, sigue ligado a la quimera de las musas. Es el único idilio que le ha sobrevivido tras los envites de desamores traición. Y se impregna del efluvios del verso como quien aspira un narcótico que le haga olvidar sus diluidas pasiones. Alivia las heridas causadas por las mezquindades lanzando al horizonte sus poemas, como grito amargo del desahuciado. Pero no, no sólo han sido los reveses de amores insatisfechos los que fustigan su espíritu hoy desvanecido. Fue el efecto de la escarcha, que heló de cuajo las yemas de los frutales que comenzaban a germinar en primavera. Fue el palpar el vacío en las entrañas, de aquellos que, en otro tiempo, creyó que estaban plenas de integridad. Fue el descubrir, en tantos con los que contaba, los bordes cortantes del desprecio por el ser humano.

jueves, 19 de septiembre de 2013

Autoestima y deslealtad: ENIGMA

Autoestima y deslealtad: ENIGMA: Hace muchos años habitaba en el reino de los sueños un joven inquieto que se debatía en las pendientes de la vacilación. Moraba en un c...

ENIGMA

Hace muchos años habitaba en el reino de los sueños un joven inquieto que se debatía en las pendientes de la vacilación. Moraba en un castillo rodeado de otros jóvenes intrépidos y atrevidos que trataban de labrase un porvenir en el ocaso de una época que había empezado ya a desvanecerse. En una noche iluminada abría un boquete en la opacidad de sus recursos para lanzarse a un porvenir incierto. Pero se debatía entre las olas de la duda. ¿Qué estela era la adecuada para vivir en armonía? ¿A qué santo encomendarse para arremeter sin reserva la conquista de las metas más fervientemente deseadas? Pasaron varios lustros. Y en una ofuscada travesía, hacia la pendiente de la nada, habitaba un loco, desmelenado, contrito y carente de objetivos. Era el superviviente de una guerra que no había iniciado, pero que lo atrapó cuando transitaba hacia la esfera de la plenitud. Esa etapa, donde los atrevidos a nadar contra corriente, aspiran a conseguir el esplendor que le tienen reservados los dioses del Olimpo. Pero a él le habían negado el beneficio atribuible a las hazañas: el laurel de los atletas que compitieron con bravura. No se sabe qué delito cometió al ardid de su aventura, pero el arbitrio del destino lo dejó desposeído de la grandeza de su búsqueda.