viernes, 13 de diciembre de 2013
CONCIENCIA
Traen siempre los recipientes llenos de consignas ficticias. Se amparan en su poder asociado a la embestidura gris realizada en algún feudo religioso. O en la fortuna económica que intentan retener y ampliar sin límites. Sí, sus prerrogativas..., tienen que blindarlas para diluir cualquier vendaval susceptible de sacudir sus cimientos y muros estratégicos. Llevan más de una década percibiendo una emanación, identificada por ellos como olor putrefacto, que les ha generado burbujas de inquietud. Son efluvio de fuerzas que alientan una sociedad nueva. Presión impulsada por una juventud rebelde, militantes en lucha por un nuevo orden, contra el anquilosamiento social y la funesta distribución de bienes y riquezas. Habrá que cortar de raíz el árbol enrevesado crecido tras las escaramuzas de mayo del 68. Por eso han de domesticar las conciencias de los postulantes a cualquier cuadrilla próxima a postulados reivindicativos. Avalar con valores tradicionales las profundos principios que hicieron posible la supremacía del imperio y el bálsamo de la religión. En lo que está de su mano, que nadie se desvíe del camino trazado desde antiguo, en provecho de los de siempre. Y que estos mismos puedan ser la avanzadilla para detener a los indecorosos que osan oponerse al discurrir del río de la historia por su curso legítimo.
Y ahí lo tienen, Celes abrumado por el peso del temor pavoroso que suscita la visión espectral, los suplicios del infierno. Han traído a elocuentes parlanchines para prender fuego a la brea, llamas arrojadas sobre el espíritu de quien lleva arraigado las inquietudes del universo; y aliñan el miedo para atraer sus víctimas a una virtud pergeñada por ellos mismos.
Sólo la entereza del joven, que logra intuir, por encima de los nubarrones enloquecidos, la falta de autenticidad de quienes quieren someterlo, hace posible desasirse de las cadenas y huir a espacios no contaminados por sujetos tóxicos.
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¡La autenticidad! En ocasiones el loco se pregunta si no ha sido víctima de ella. Seguro que si no hubiera dado tanta importancia a ese postulado que sus padres inculcaron en sus entrañas, la vida le hubiera sido más benigna. ¿Ha sido presa de ella? Probablemente, pero no puede imaginarse manipulando sus principios para conseguir, desde subterfugios interesados, logros espurios. La autenticidad, piensa, da el relieve real de la propia persona. Vivir orientando la vida desde valores sólidos, es la garantía de no tirar por la borda el sentido de la vida. Aunque todos te abandonen, aunque vayas nadando contra corriente, aunque estés abrumado por el peso de un porvenir incierto..., debes continuar siendo fiel a ti mismo. Porque autenticidad es fidelidad. Incluso con quienes te fueron infieles dejándote en la estacada. Autenticidad es no devolver mal por mal, no cobrarte la revancha, tener el sentido ecuánime cuando notas que en tu entorno casi todos lo han perdido. Es seguir colgado en el árbol del amor esperando que algún día sea frondoso y no sujeto a los envites de la malquerencia.
¿Desde la autenticidad, loco, se abrirá alguna vía para salir de la gruta?
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