viernes, 24 de febrero de 2012

El laberinto

El conejillo de indias con el que practicábamos en el laboratorio, apareció triunfante en la meta. Tras el éxito obtenido con él en la prueba del laberinto, yo mismo me inoculé la misma pócima que utilizamos para fortalecer su orientación. Pero alguien debió cambiar la fórmula. Y aquí sigo, perdido por los pasillos de la Facultad de Psicología, incapaz de encontrar la salida.
Al azar, he llegado al laboratorio. Pero el animalillo está muerto. Y ahora, nadie puede ayudarme a salir del laberinto.

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