jueves, 26 de enero de 2012

Páginas escritas





El adolescente vuelve al Diario, para expresar en él, que sigue en la línea adecuada. Para celebrar el encuentro con la vena íntima de su poesía. Mil novecientos versos, elaborados uno a uno con la parsimonia de un orfebre, habiendo vertido en ellos el caudal de los sentimientos más sublimes. El amor, la pasión, el delirio, la fértil estética que descendía de la azotea de los plenilunios y de las cascadas de noches delirantes. Aquella adolescencia en ocasiones se iba perdiendo. Pérdida insuflada por la apertura a una consciencia de realidad más objetiva. Otras veces, sin embargo, recaía en ella, como quien se deja cautivar por los pétalos abiertos de una flor desnuda. Se sentía dulcemente encorsetado en un juego de sentidos, rimas y palabras. Esclavo advenedizo de musas que le acechaban con su canto de sirenas.
12 de Enero de 1973. Para él, la poesía era, el cobijo, el aliento, el fervor…, la fórmula mágica con la que saborear todo lo relevante que le pasaba.

¿Qué ha ocurrido desde entonces? ¿Qué bloqueos produce la adultez? ¿Los años acumulados y cargados en la mochila, cual pesados bloques de granito, van cercenando la sensibilidad? ¿Qué o quién ha gestado la deslealtad que lo dejó a él al borde del precipicio?

El latigazo a la autoestima, que antes había crecido como la espuma, es un barreno que puede sepultar la mina otrora floreciente.




Contador de visitas

No hay comentarios:

Publicar un comentario